Señales

Mi cuerpo me envía señales de que algo no va del todo bien. No sé si será simplemente estrés o hay algo físico detrás, pero por si acaso creo que voy a intentar tomarme la vida con más calma.
Hace un par de meses creí que estaba embarazada. Fueron tan solo unos días, y no es la primera vez que me ocurre algo parecido. Cuando llegó la regla volvieron fantasmas que creía que ya estaban derrotados. Pero no. Hay heridas que se cierran tan superficialmente, que basta un leve rasguño para hacerlas brotar con intensidad.
Y ahora mi cuerpo, ha dejado de funcionar con normalidad. Y mientras los médicos acomodan sus agendas para abrirme el camino a las respuestas, yo voy albergando dudas, y mi imaginación vuela, y supongo, conspiro, aventuro...
Hay personas que se las ingenian muy bien para vivir con lo que tienen. Envidio a esas personas, capaces de superar las adversidades sin mirar atrás. Sin comprobar qué les falta o en qué fallaron. Yo no soy así. No puedo avanzar sin mirar constantemente hacia atrás. Y sé que tengo que trabajar de alguna manera en esa absurda manía de conspirar contra mí misma.
A estas alturas de la vida, cuando algunas puertas lamentablemente quedaron cerradas, y otras parece que no quieren abrirse, creo que es momento de mirar alrededor y asumir que lo que tengo es mucho más valioso que lo nunca tendré. Sencillamente por eso. Porque no existe.