El silencio de los concursos literarios
Lo confieso: lo he vuelto a hacer.
Una vez más, por mucho que jure que será la última, he vuelto a mi oficina de correos para enviar un sobre certificado con destino a un premio literario.
Dentro, junto con unos poemas y la plica, mi tiempo, mi cariño, una pizca de ilusión y otra de orgullo por un trabajo al que le he dedicado ratos robados de aquí y de allá.
¿El resultado? Con toda probabilidad puedo adelantarlo: Silencio literario.
Y es que el silencio de los premios es incluso más cruel que el silencio administrativo. Es un silencio que te ignora, que condena tu obra (por triplicado) a una máquina trituradora (eso con suerte).
Lo normal es que ni te enteres de que el premio se ha fallado. Con un poco de suerte, si le pones interés y lo buscas en google, alguna vez conseguirás una reseña en algún diario local, y te enterarás de que el premio ya se dio, puede que hace una semana, puede que un mes atrás.
Otras veces ni eso. En cualquier caso, la organización nunca avisa. Ni un triste correo electrónico. Solo el silencio.
Partiendo de ahí, enterarte de cuantos participantes hubo, de si tu texto quedó entre los cien mejores o entre los cien peores, o si directamente lo eliminaron por incumplir alguna de las bases, es una quimera.
¿A quien le importa? ¿Qué más da el tiempo, el esfuerzo, la ilusión y la esperanza de alguien que se molestó, no solo en crear, sino en leer cuidadosamente las bases, en cumplimentar la hoja con los datos personales, el sobrecito pequeño, el sobre grande, la dirección, acudir a correos, explicarle a quien te atiende que no pones el remite porque es para un concurso literario, en pagar los tres o cuatro euros que cuesta el envío, en esperar que acabe el plazo, que llegue la fecha prevista para el fallo, que mires el teléfono de vez en cuando y le pidas a alguien que te llame para ver si funciona...?
¿Qué importa?
Pues sí, posiblemente a casi nadie le importe. Pero a mí me pone de muy mal humor.
Y aun así, ahí voy otra vez, con mis sobres, con mis plicas... Y con muchas ganas de viajar para recoger un premio.
Una vez más, por mucho que jure que será la última, he vuelto a mi oficina de correos para enviar un sobre certificado con destino a un premio literario.
Dentro, junto con unos poemas y la plica, mi tiempo, mi cariño, una pizca de ilusión y otra de orgullo por un trabajo al que le he dedicado ratos robados de aquí y de allá.
¿El resultado? Con toda probabilidad puedo adelantarlo: Silencio literario.
Y es que el silencio de los premios es incluso más cruel que el silencio administrativo. Es un silencio que te ignora, que condena tu obra (por triplicado) a una máquina trituradora (eso con suerte).
Lo normal es que ni te enteres de que el premio se ha fallado. Con un poco de suerte, si le pones interés y lo buscas en google, alguna vez conseguirás una reseña en algún diario local, y te enterarás de que el premio ya se dio, puede que hace una semana, puede que un mes atrás.
Otras veces ni eso. En cualquier caso, la organización nunca avisa. Ni un triste correo electrónico. Solo el silencio.
Partiendo de ahí, enterarte de cuantos participantes hubo, de si tu texto quedó entre los cien mejores o entre los cien peores, o si directamente lo eliminaron por incumplir alguna de las bases, es una quimera.
¿A quien le importa? ¿Qué más da el tiempo, el esfuerzo, la ilusión y la esperanza de alguien que se molestó, no solo en crear, sino en leer cuidadosamente las bases, en cumplimentar la hoja con los datos personales, el sobrecito pequeño, el sobre grande, la dirección, acudir a correos, explicarle a quien te atiende que no pones el remite porque es para un concurso literario, en pagar los tres o cuatro euros que cuesta el envío, en esperar que acabe el plazo, que llegue la fecha prevista para el fallo, que mires el teléfono de vez en cuando y le pidas a alguien que te llame para ver si funciona...?
¿Qué importa?
Pues sí, posiblemente a casi nadie le importe. Pero a mí me pone de muy mal humor.
Y aun así, ahí voy otra vez, con mis sobres, con mis plicas... Y con muchas ganas de viajar para recoger un premio.
niña pues como nos decian de pequeñas.. lo importante es participar... seguro que un dia la fortuna sopla y pummm te toca el viaje a por el premio... tu sigue siendo constante .. ya veras como al final un boleto te toca... besos desde leon
ResponderEliminarEs cierto Susana, lo importante es participar, pero sería un detalle que alguna vez enviasen un mail a los participantes comunicándoles el resultado. O que lo publicasen en las mismas páginas donde lo anunciaban.
ResponderEliminarPero bueno, al menos siempre me quedará mi blog y mis incondicionales...
Un beso y gracias por hacer subir de nuevo el número de visitas. Se te da bien eso del marketing ¿eh?
Mira, como dice mi madre, el que no lo intenta, no lo va a conseguir nunca...tú sigue intentándolo y ya verás como algún día llega tu momento, no te rindas!
ResponderEliminarMe llamo Teresa y te comprendo perfectamente. He perdido la cuenta de las veces que me he propuesto lo mismo, no participar en ningún concurso más, pero siempre hay alguno que te parece idóneo para exponer tu trabajo. Yo también tengo un blog para dar salida a la vena literaria. Te invito a echarle un vistazo : http://delrioalvallenuetropinotallado.blogspot.com/
ResponderEliminarLa verdad es que tienes razón Chitin, si no se intenta eres tú misma quien estás negándote la posibilidad de que suceda. Pero no me quejo del resultado, sino de lo que descuidan a los que participan.
ResponderEliminarTeresa, bienvenida. Me paso ahora mismo por tu blog y te enlazo para poder seguirte. Una de las maravillas de internet es que se pueden encontrar escritories y leer trabajos que nunca descubriríamos por los medios tradicionales.
Besos.
Para mi el mejor premio es que le guste a la gente. A algun concurso infantil y juvenil me apunte hace años, pero creo que aparte de la disciplina de prepararlo todo, en cuestion literatura no me aportaron un corno. A mi lo que me gustaba era darselo a mis amigas y conocidas y saber de primera mano que les habia parecido.
ResponderEliminarSi tengo tiempo para ello mas adelante, creo que intentare basar mi forma de comunicacion al publico controlandola de manera directa. Creo que ahi esta el futuro.
Un supersaludo
PS: Tu cuento en doce miradas me ha gustado mucho, por cierto.
Gracias Superwoman, creo que básicamente mi problema es falta de confianza en mí misma, y busco en el premio el aval que necesito para dar el paso que me viene pidiendo el cuerpo desde hace un tiempo.
ResponderEliminarReflexionaré sobre eso.
Es lo que suele pasar Paula, a mí también me pasa, tanta ilusión y pasan de tí, siempre hay alguien mejor. ¡que se va hacer! Nosotas a seguir escribiendo y mandando, es lo nuestro y no debemos y como bien dices, volvemos a mandar los trabajos una vez tras otra, es que nos gusta, tal vez alguan vez caiga un premio gordo, pues venga, a por él. Un beso.
ResponderEliminarAlicia,
Amiga y quien te dice que tu trabajo no ha sido el segundo, entre 10.500 que han participado. Además si no lo premian peor para ellos, no saben lo que se pierden. Pero una cosa ni se te ocurra dejar descansar el boligrafo. Besos. Pepi
ResponderEliminarAlicia, no sé si alguna vez caerá un premio gordo o delgado. Pero tú ya sabes que escribimos porque nos gusta, porque no podríamos vivir sin escribir.
ResponderEliminarPepi, ni lo sueñes que vaya a soltar el bolígrafo. Por cierto, creo que hoy me he dejado unos poemas en la mesa de una compañera. Cuando llegue mañana a la oficina, me voy a morir de vergüenza.
Besos