Un mal día
Hoy he tenido un día de los que te hacen cuestionarte qué hace una chica como tú en un sitio como éste.
Dice la cita anónima que uso como leyenda en la cabecera de este blog, que los gusanos llaman crisis al nacimiento de las mariposas. Pues bien, hay días que me los paso haciendo el capullo (con perdón) en el más amplio sentido de la palabra.
Y es que, yo no sé si es que vamos acumulando tensión y cansancio a lo largo de toda la semana, pero últimamente los viernes son fuente de problemas, malestares, quejas...
Estoy agotada, y no me refiero a agotamiento físico o a un cansancio de los que se curan parando un par de días. Estoy agotada desde un punto de vista existencial.
Tengo la sensación de que llegué a mi trabajo siguiendo un camino que desde el comienzo me fue ajeno, dejándome llevar por la inercia. Estudié una carrera que no me atraía (la dichosa utilidad) y comencé a trabajar sin saber exactamente si era esto lo que quería o no.
Siempre me he sentido como pez fuera del agua, trabajando con honestidad y con esfuerzo, pero sin acabar de verme ahí, sin identificarme al cien por cien con el perfil que se supone de alguien que se sienta en mi mesa.
Y últimamente me falta el oxígeno demasiadas veces.
Cuando pienso en todo esto me parece evidente que he llegado al final de un ciclo, pero al mismo tiempo, el pánico a lo desconocido me hace posponer el momento, mientras los días no dejan de pasar. Y cada vez me siento más mayor y con menos posibilidades de reacción.
Me siento muy perdida, no sé por donde tendría que comenzar a cambiar las cosas, pero tengo muy claro que no puedo seguir así porque no solo me estoy haciendo daño yo, sino que también estoy dañando a las personas que están a mi alrededor.
Me gustaría que este gesto de sinceridad conmigo misma, aun con el riesgo que conlleva desnudarme en público, sea el primer paso para hacer que algo se remueva dentro de mí y me dé la fuerza suficiente para cambiar las cosas.
No sé por qué, pero tengo la sensación de que empiezan a brotarme las alas.
PD. Os debía una entrada sobre la Semana Internacional por el Parto Respetado, pero no me he sentido con fuerzas para escribirla como me habría gustado. Tal vez más adelante.
Dice la cita anónima que uso como leyenda en la cabecera de este blog, que los gusanos llaman crisis al nacimiento de las mariposas. Pues bien, hay días que me los paso haciendo el capullo (con perdón) en el más amplio sentido de la palabra.
Y es que, yo no sé si es que vamos acumulando tensión y cansancio a lo largo de toda la semana, pero últimamente los viernes son fuente de problemas, malestares, quejas...
Estoy agotada, y no me refiero a agotamiento físico o a un cansancio de los que se curan parando un par de días. Estoy agotada desde un punto de vista existencial.
Tengo la sensación de que llegué a mi trabajo siguiendo un camino que desde el comienzo me fue ajeno, dejándome llevar por la inercia. Estudié una carrera que no me atraía (la dichosa utilidad) y comencé a trabajar sin saber exactamente si era esto lo que quería o no.
Siempre me he sentido como pez fuera del agua, trabajando con honestidad y con esfuerzo, pero sin acabar de verme ahí, sin identificarme al cien por cien con el perfil que se supone de alguien que se sienta en mi mesa.
Y últimamente me falta el oxígeno demasiadas veces.
Cuando pienso en todo esto me parece evidente que he llegado al final de un ciclo, pero al mismo tiempo, el pánico a lo desconocido me hace posponer el momento, mientras los días no dejan de pasar. Y cada vez me siento más mayor y con menos posibilidades de reacción.
Me siento muy perdida, no sé por donde tendría que comenzar a cambiar las cosas, pero tengo muy claro que no puedo seguir así porque no solo me estoy haciendo daño yo, sino que también estoy dañando a las personas que están a mi alrededor.
Me gustaría que este gesto de sinceridad conmigo misma, aun con el riesgo que conlleva desnudarme en público, sea el primer paso para hacer que algo se remueva dentro de mí y me dé la fuerza suficiente para cambiar las cosas.
No sé por qué, pero tengo la sensación de que empiezan a brotarme las alas.
PD. Os debía una entrada sobre la Semana Internacional por el Parto Respetado, pero no me he sentido con fuerzas para escribirla como me habría gustado. Tal vez más adelante.
Me pareces muy valiente Paula. Y creo que has conseguido algo muy importante y es reconocer que algo tienes que hacer. Pienso que muchas veces, la gran mayoría de las veces, nos basamos en excusas para no admitir la realidad y vamos alargando y justificándolo todo. Como ves me siento completamente identificada con tu entrada. También estoy convencida de que en esta vida hay que mover ficha, hay que pringarse, para que el universo, Dios, el destino, llámalo como quieras te responda. Lo jodido, como bien dices, es averiguar hacia dónde narices mover la puñetera ficha.
ResponderEliminarNo tengo una fórmula mágica, lo siento, ojalá fuera así, ojalá, pero eres una mujer sabia, seguro, seguro, que en algún momento encuentras el camino. Ya me lo contarás.
Un abrazo
Gracia
No lo sé, Gracia. Últimamente ando muy perdida. Pero muchas gracias por tu apoyo. Es muy importante para mí leer comentarios como el tuyo para coger fuerzas.
ResponderEliminarCaminante no hay camino, se hace camino al andar. Ya lo sabes. Yo también me sentí así, que ya había terminado un ciclo, que no estaba a gusto con mi vida, que el día a día se me hacía cuesta arriba, que no era honesta conmigo, que debía dar un paso... y lo di. En mi caso me divorcié, lo sabes, y con dos hijas y no tengo trabajo, pero no podía continuar con aquella vida tan falsa y tan ajena a mí. Muchos se me echaron encima, pocos me entendieron. Necesitaba oxígeno, pero ahora no sé si aspiré demasiado y me hiperventilé, pero aqui estoy. Ahora me siento igual, necesito seguir andando, es más, volando pero mis pies están doloridos y mis alas se han vuelto demasiado pequeñas para sostenerme. Pero algo haré...
ResponderEliminarBesos
Hola Nieves,
ResponderEliminarSobre lo que dices de que muchos se te echaron encima, es curioso como a veces parece que tengamos que vivir nuestra vida en función de los demás.
A veces tengo la sensación de que realmente a la gente no le importa tanto que seas feliz como que no saques los pies del tiesto y hagas exactamente lo que se espera de ti.
Yo me he pasado la vida haciendo lo que se esperaba de mí, y las pocas veces que me he salido de lo convencional y me he arriesgado, me ha salido mal.
Siempre he pensado que eres una mujer muy valiente, y admiro tu energía para luchar cada día. Ya quisiera yo tener tu fuerza y tu seguridad.
Y yo creo que pronto te va a llegar tu punto de inflexión y las cosas comenzarán a irte mejor.
Sigue tus instintos.....
ResponderEliminarGracias Faith. Ojalá no racionalizasemos tanto nuestras decisiones.
ResponderEliminarJo, Paula, me siento tan completamente identificada con lo que dices, solo que en teoria a mi me gustaba el trabajo... estudie lo que quise, me prepare en lo que consideraba mejor y que me gustaba...
ResponderEliminarEn fin, espero que lleguen tiempos mejores para las dos y mientras tanto, sabes donde estoy (aunque no me manifieste mucho) para lo que sea.
Un supersaludo
Paula, todo tiene su tiempo. Durante treinta años de mi vida (si treinta años) padecí una enfermedad que atormentó mi mente y mi cuerpo, sé que es dificil que pueda decir estoy curada, porque una recaída puede andar a la vuelta de la esquina, pero he aprendido gracias al tiempo y a las personas adecuadas, que no vale mirar atrás, ni llorar por lo perdido cuando aún quedan días por descubrir. Hoy es el momento, mi ahora es lo que más me importa, bien sabe Dios que no me faltan los problemas, pero aunque corra el riesgo de siempre estar en la meta, cuando me caigo intento volverme a levantar. Si algunas de las cosas que vivo hoy, me hubieran sucedido años atrás, supongo que me habría metido bajo una piedra para quedarme allí, ahora busco y busco algo que me obligue a seguir. Menudo rollo te estoy soltando, pero es que si esta "política" me sirve a mí ¿por qué a ti no?. Fuerza y besos que son gratis y alimentan. Pepi.
ResponderEliminarJo lo que me ha costado poder comentarte, es que realmente no se qué decirte, yo sabes que he cambiado no una sino en varias ocasiones, dejé el banco estando fija, ahora he dejado responsabilidades y no descarto que a final de año por la situación económica actual este trabajo llegue a su fin, también sería el fin de un ciclo que se agota. En fin, no se, también a veces me da miedo o me ha dao pero nunca me he arrepentido, si no lo hubiera hecho no hubiera tenido tres hijos, ni mi vida actual que era lo que yo soñaba:) (cuando dudo mi marido me lo recuerda :)) En fin, que vida sólo hay una y a veces hay que tomar decisiones difíciles :)
ResponderEliminarSuperwoman, vamos a inventarnos un nuevo término: la crisis de los taitantos. Te mando un abrazo yo también para que te de fuerzas.
ResponderEliminarSé que andas liada, pero me habría gustado conocer tu opinión sobre las declaraciones de la Merkel sobre los horarios, las vacaciones y la edad de jubilación en España. ¿Realmente siguen pensando allá por las germanias que nos pasamos la vida cantando flamenco y durmiendo la siesta? Qué mal nos estamos vendiendo, la verdad.
Pepi, eres una de las personas más generosa que conozco. Siempre tienes un gesto, unas palabras, un abrazo o un consuelo para quien te necesita. Sabes que soy muy quejica, que estoy ñoña de más, pero no me meteré debajo de una piedra. Que va, que se me vea bien, y un día después de otro iremos encontrando el camino.
Ana, eres una mujer muy valiente. Seguramente mi mayor problema es precisamente que me quejo más que actúo. Y que al final acaba saliendo el sol independientemente del camino que elijamos.
No os imaginais la ilusión que me hace teneros a todas ahí, con vuestro apoyo y vuestro ánimo. Esta semana estoy bastante mejor. He tomado una decisión, y simplemente con visualizarla me he relajado un montón.
¡¡¡Pero qué hermosismas que sois!!