Hablando de expectativas
El otro día leía en el blog "A veces mujer, siempre mamá" que las decepciones suelen ser una mera cuestión de expectativas. Es una reflexión interesante que, tirando del hilo nos puede llevar justo al lado opuesto: cuando no esperas nada de alguien, el gesto más pequeño será una sorpresa.
Esta semana he tenido la ocasión de sonreir gracias a un pequeño guiño que no esperaba. Es una sonrisa agridulce, pero sonrisa al fin y al cabo, que hoy puede ser incluso un pequeño punto de apoyo sobre el que apuntalar mi autoestima.
Y continuar avanzando gota a gota y minuto a minuto.
A veces nos quedamos anclados en un análisis estático de las cosas. Yo hace tiempo que asumí que no soy perfecta, pero lo importante es que la conclusión no se detenga ahí, porque la evolución de esa imperfección sí que puede estar en mis manos.
Y hoy sé que mañana puede ocurrir cualquier cosa, y que la opción de convertirlo en oportunidad o amenaza depende en buena parte de mí.
Una vez leí que no podemos controlar lo que otros hacen o no hacen, lo que opinan o no opinan, dicen o dejan de decir, pero sí que podemos determinar hasta qué punto vamos a dejar que influyan en nuestra felicidad.
Y hay personas a las que tendemos a darles más importancia de la que realmente tienen.
Hay un ejercicio que a mí me suele funcionar, y consiste en imaginar qué ocurriría si... qué es lo peor que me podría pasar, qué caminos se me abrirían y cuáles se me cerrarían, como podría reaccionar ante eso, qué podría hacer para encauzar la situación a mi favor.
Proyectar, crear escenarios y diseñar estrategias. La dirección estratégica aplicada a los asuntos personales.
Y el resultado suele ser como mínimo esperanzador. Porque uno acaba con la sensación de que continúa teniendo cierto control sobre su propia vida.
Y así debe ser por muy mal que se pongan las cosas.
Gracias a los que me habéis animado/soportado en los momentos bajos. Ya sabéis que esto es una cadena y que la energía -en este caso positiva- ha terminado fluyendo.
Y al resto, perdón por la tristeza, y gracias también por soportar mi ciclotimia.
Sé que la entrada de hoy es algo confusa, pero es lo que necesitaba decir en estos momentos.
Hay que ir siempre hacia delante aunque a veces no veamos claro el camino y quizá la clave para ser felices es esperar muy poco de los demás, así nos podremos sorprender más a menudo y sobretodo que nuestra felicidad nunca dependa de nadie más que de nosotros, muy buena reflexión Paula, me ha encantado
ResponderEliminarAna
Gracias por compartir tus pensamientos con nosotros, estoy de acuerdo con todo lo que dices. Es cierto que las expectativas son nefastas y nos pueden causar sufrimiento. Pero es tan difícil no tenerlas...
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre adelante, aunque es bueno volver de vez en cuando la mirada hacía atrás, de esa forma puedes ver lo que has pasado y lo que estás ganando. También es bueno escribir nuestras penas, alegrias, quimeras. es un buen método para desahogar el alma. Me gusta que lo hagas, compartir siempre ayuda.
ResponderEliminarPerdona el "rollete" amiga. Un besico.
Alicia.
Ana,
ResponderEliminarEn cierto modo, cuando colocamos expectativas en alguien, estamos cargandole con una "responsabilidad" que esa persona no ha elegido. Por eso si las expectativas no se cumplen, podremos decir que nos ha fallado, pero realmente hemos sido nosotros mismos quienes hemos cometido un error de cálculo.
Por otro lado, qué triste vivir sin esperar nada de nadie ¿no? creo que un buen equilibrio, como casi siempre debe ser la clave.
Alice,
Bienvenida a este rincón.
Por supuesto que es difícil no tener expectativas. Y es que yo creo que también son un poco la sal de la vida. Como digo, esto es un arte en el que hay que encontrar la mezcla correcta, y no desanimarse con los borrones.
Alicia,
Te doy la razón, escribir es una terapia estupenda para sacarse los demonios. Y ya sabes que tus "rolletes" son siempre bien recibidos.
Un beso
Mi Paula ha regresado y yo sin enterarme, has venido en el momento justo, yo necesito todo, seguir adelante, apoyarme en la gente, llorar un poco y sobre repetirme a mí misma que se puede volver a sonreir. Gracias por estar de nuevo ahí. Besos.
ResponderEliminar